Cuando se produce un proceso de separación o divorcio lo ideal es que los progenitores mantengan una relación cordial entre ellos, de forma que pueda cumplirse adecuadamente el régimen de guarda y custodia establecido hacia el niño. Sin embargo, en la práctica, lógicamente esto no siempre ocurre así, de forma que existen casos donde la relación entre los progenitores es tal que dificulta el cumplimiento del régimen, o bien se dan otros supuestos en los que se aconseja que las visitas se hagan bajo la supervisión de otra persona: cuando existe violencia en el núcleo familiar, cuando existen incumplimientos por parte de uno de los progenitores, etc.
En casos como estos es donde entra en juego el Punto de Encuentro Familiar (P.E.F), un servicio social especializado, configurado como un espacio neutro que permita el cumplimiento de resoluciones judiciales o administrativa, a la par que se protege el interés superior del niño. Los servicios que puede prestar un P.E.F son los siguientes:
- Entrega y recogida del niño para realizar las visitas a las que tenga derecho el cónyuge no custodio.
- Hacer visitas en el propio P.E.F, lo cual podrá hacerse de forma supervisada o bien de manera no supervisada.
- Apoyo y orientación de tipo psico-social sobre las necesidades del menor y su familia.
Hay que tener en cuenta que para acceder a un PEF es necesario que así se haya establecido bajo resolución judicial o administrativa. También conviene saber que las visitas que se hagan al amparo de un P.E.F tienen carácter temporal, es decir, están limitadas en el tiempo. La idea es que la unidad familiar aprenda a relacionarse y a superar sus problemas por sí misma.
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