La custodia compartida ha ganado en popularidad en los últimos años debido a que por un lado cada vez más padres reconocen las ventajas de esta modalidad de custodia tanto para los hijos en común de la pareja como para ellos, y, por otro, a que recientes sentencias del Tribunal Supremo se han mostrado claramente favorables para esta modalidad de custodia.
La custodia compartida supone un reparto equitativo del tiempo de convivencia de cada progenitor con sus hijos.
Como siempre, cuando se trata de decidir acerca de qué tipo de custodia se aplicará, debe primar siempre el interés del menor y por tanto se habrán de tener en cuenta las circunstancias personales de cada progenitor para optar por la fórmula que le resulte más adecuada.
Las ventajas de la custodia compartida son innegables:
Los hijos pueden tener un contacto continuado con ambos progenitores, de forma que pueda disfrutar a partes iguales de cada uno de ellos, pudiéndose relacionar con ellos y viviendo una situación lo más similar posible a cuando estos convivían juntos.
El menor no se verá obligado a “elegir” entre uno de ellos como podía suceder en otros tipos de custodia, por lo tanto no sentirá conflicto o malestar por tener que hacerlo y no tendrá un sentimiento de “culpa” como podía pasar en otro tipo de custodias.
La custodia compartida favorece la comunicación fluida entre ambos progenitores y de estos con sus hijos ya que no existe una figura de padre “no custodio” que tiene menos relación con sus hijos.
La mayoría de los hijos en custodia compartida aceptan de una forma más natural la separación de sus progenitores.
Al poder disfrutar de ambos progenitores, los hijos de padres divorciados o separados no notan tanto las consecuencias del cese de la convivencia, perdurando un sentimiento de “familia”
Se producirá una igualdad tanto en el reparto de derechos como obligaciones de los padres con respecto a sus hijos.
Reparto económico más equitativo ya que corresponderá a ambos por partes iguales.
También existe un reparto más equitativo del tiempo de cada uno de los progenitores, de esta forma, con la custodia compartida, no recae más carga en cuanto al cuidado de los hijos sobre un progenitor en concreto, como sucede con otro tipo de custodias.
En general, la custodia compartida supone una ventaja en cuanto al reparto más igualitario tanto de tiempo de disfrute, convivencia, obligaciones y derechos y económico con respecto a los hijos, lo que suele contribuir al bienestar y calidad de vida tanto de estos como de sus progenitores.
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