ARTICULOS DE OPINION Y ACTUALIDAD JURIDICA

AUTOR: CESAR T MARTIN – Socio Director Abogados&Personales

© TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS : CESAR T MARTIN

El acoso psicológico de un adulto hacia otro constituye un grave atentado contra la dignidad de la persona, y que produce efectos de magnitudes insospechadas cuando es infringido hacia personas cuya estabilidad emocional se encuentra debilitada por episodios de crisis matrimonial o de ruptura familiar. Y ese es exactamente el escenario en el que se desenvuelve esta sintomatología denominada el Síndrome de Alienación Parental.

 

Los procesos de ruptura matrimonial constituyen el fracaso de un proyecto de vida en común, lo que no tiene porqué ser un error insubsanable, ni del que las personas no puedan obtener resultados o consecuencias didácticas para su futuro. Sin embargo, la violencia psicológica que emprender algunas personas involucradas en un proceso de ruptura matrimonial, provocan un estado de psicosis en el ambiente familiar que provoca la aparición de este síndrome, que por lo angustioso de sus causas y efectos, puede provocar una alteración psicológica de las persona o personas que lo sufren en el entorno familiar de graves consecuencias para la salud física y mental.

 

La aprehensión del reparto de las guardas y custodias, el alejamiento periódico de los progenitores y sus hijos, los retrasos en las entregas de los menores, o en la prestación de las pensiones, circunstancias que pudieran ser subsanables bajo esferas de dialogo y mediación constructiva, pueden ser en cambio, circunstancias operadas con malevolencia y violencia psicológica, lo que provoca la aparición de las causas  generadoras del síndrome de alienación parental.

 

Recientes sentencias de los Juzgados de Familia han acudido a esta figura patológica como definitoria de un escenario de miedo, temor e incluso terror, incertidumbre y culpabilidad de muchos progenitores que han visto como progresivamente la situación del divorcio, las relaciones con su excónyuge y los perniciosos efectos en los hijos menores de la separación de la convivencia de los padres, les ha ido restringiendo la capacidad volitiva hasta trastornar su propia conciencia, convirtiéndose en una persona mentalmente accidentada, y de permanente pérdida de sentimiento de la propia identidad.

 

Y es que bajo esta denominación atemorizante aparece una dolencia psicológica de magnitud y efectos desconocidos y que invade la salud mental (y en muchas ocasiones produce derivaciones patológicas de naturaleza somática y fisiológica) de los progenitores y de los menores que descubren cómo la unidad familiar en la que los primeros asentaron su madurez, y los segundos nacieron y estaban creciendo felizmente, se desmorona, y de la noche a la mañana, la presión psicológica lo invade todo y a todos.

 

Es el SAP a nuestro juicio una vertiente singularizada en los ambientes familiares tras los procesos divorciales del “acoso moral” cuya perpetración ya está tipificada como infracción con trascendencia penal en diversos escenarios y variantes en los arts. 173 (violencia doméstica), 153 (agresiones), 618 (abandono de menores) y 622 (desobediencia al régimen de custodia).

 

 

 AUTOR :   TOMAS MARTIN – Socio Director ABOGADOS&PERSONALES.

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